De la mano de Jose Luis Fernández Cancel queremos traer esta entrevista telefonica realizada a Clarence Clemons en diciembre del 2010 donde hablaba del presente, del pasado y del futuro. Pura alma y pasion, aqui os dejamos un trocito mas de Clarence Clemons. Menudas debe de estar liando por alli arriba con el saxofon.
Famoso por su sentido del humor, y por su accesibilidad, Clarence accede a charlar un rato con nosotros. En los últimos años ha publicado sus memorias, así que no hay problema en hablar del pasado. El “Big man” se pone al teléfono.
¿Qué tal estás, Clarence?
“Me encuentro muy bien, la verdad. ¿Llamas de España, dices?. Bien, pues me gustaría saludar a todos los fans de Bruce y la E Street Band que lean esto. Gracias por estar ahí cada vez que vamos de gira, esperamos hacerlo de nuevo pronto. Un abrazo de parte del “Big man”.
El año pasado publicaste tus memorias “Big man: real life & tall tales”, escrito junto a tu amigo Don Reo. No se trata de la típica autobiografía
“No, para nada. Es un libro muy personal”.
La mayoría de biografías de estrellas rockeras intentan arrojar luz sobre ciertos mitos o rumores. Tú, en cambio, prefieres envolver ciertos momentos de tu carrera en un halo de misterio
“Así es, porque creo que es todavía más divertido retorcer todavía más algunas de las leyendas que se han contado sobre mí y sobre la banda. Y, ¿sabes?. Creo que, en el fondo, muchas de esas historias ficticias son tan reales ya como las auténticas. En el fondo, es un compendio de ficción y realidad que describe bastante bien quien soy. Por lo que se, el libro ha gustado mucho”.
Todas esas historias de dudosa credibilidad forman parte del capítulo “Legends”
“Creo que es la mejor parte del libro”.
“Esa es totalmente real. No nos conocimos en el rodaje, si no en un concierto, poco tiempo antes. Scorsese ya me había pedido salir en la película, y conocí a Robert en el backstage en uno de nuestros shows. Y me confesó que el “Are you talking to me?” de “Taxi driver” lo había tomado de Bruce. Porque en nuestras giras de los 70, cuando el público no paraba de vitorear a Bruce, a veces parábamos de tocar, y Bruce se quedaba mirando a la audiencia, muy serio, y les decía “Are you talking to me?”. Cuando vi “Taxi driver”, me di cuenta, pero tenía la duda de si se habría inspirado en eso, y me confesó que así era. Y me dijo que, por favor, le guardara el secreto durante 25 años. En mi libro lo conté por primera vez, y le envié una copia. Espero que no le haya parecido mal”.
¿Cómo fue trabajar con él?
“Muy bien. Es un gran tipo, y durante el rodaje salimos juntos por ahí algunas noches”.
Además, él interpretaba a un saxofonista en el film. ¿Te pidió algún consejo?
“No, porque no tocaba realmente sus partes en “New York, New York”, pero sí que hablamos bastante sobre como tocar bien el saxo, para que pareciera un músico de verdad. Cómo moverte en el escenario, o como sostener el instrumento en los momentos en que no estás tocando. Tomó buena nota, y lo puedes ver en su interpretación. Y yo le pedí consejo a él sobre cómo resultar creíble en pantalla, porque era mi primera intervención en el cine. Incluso llegamos intentar hacer una jam una vez. Bueno, el único que tocaba era yo, porque él se mataba, y lo único que conseguía era hacer un ruido terrible (Risas)”.
La gira americana de Bruce y la E Street Band terminó hace algunos meses. ¿Qué estás haciendo ahora mismo?. Descansando, supongo
“No, quería relajarme, pero no puedo. Acabo de estar en el hospital, volví hace unos días”.
Lamento escuchar eso. Pero, al fin y al cabo, todos los que seguimos a la E Street Band sabemos de tus problemas de salud, y lo duro que es para ti sacar adelante cada tour
“Las giras son tan agotadoras, que entre un tour y otro tengo que hacer rehabilitación todo el tiempo. Tuve dolores terribles en la última, pero me siento tan bien sobre el escenario, que no me importa. La gente que viene a los shows nos recibe tan bien, y hay tanto cariño en el aire, que es como mi curación. Es increíble, cada vez que volvemos de Europa, tenemos la sensación de que Bruce es aún más grande allí que nunca. ¿Nos viste en la última gira?”.
Sí, en Santiago. Hubo muchos problemas con la organización del show, pero fue una gran noche
“La recuerdo, sí. En general, toda la gira española fue divertidísima para nosotros. Porque recibimos mucha energía de los españoles, más que en otros países. A veces estoy tocando, y pienso, “tengo que tocar aún más fuerte, porque estoy recibiendo más energía de la gente de la que mi cuerpo puede sorportar”.
“Es duro, desde luego. Pero como te decía, una vez estoy ahí arriba, me olvido de todo. La persona que más me gusta ser, es la que está ahí arriba, con Bruce y los demás. Salgo del hotel, y hay un montón de gente de todo tipo mirandome y pidiéndome un autógrafo, y entonces me siento mejor que nunca”.
Así que aún no piensas en jubilarte
“Claro que no. En breve, Bruce me llamará y me propondrá hacer otra gira. Y el viejo Clarence estará listo (Risas)”.
En vuestro último tour americano, cada noche interpretasteis un álbum de Springsteen y la E Street Band al completo, en orden cronológico. ¿Cuál fue el más especial para ti?
“Quizá el primero, porque muchas de esas canciones no las tocábamos desde hacía años. Para mi es algo muy bueno, porque es un reto. Te pasas la vida en la carretera, tocando canciones de cada disco, y hay muchas que se quedan atrás. Así que interpretar cada disco entero fue sensacional, como ver la vida pasar ante tus ojos. Hubo un montón de recuerdos en mi cabeza mientras sonaban ciertas canciones. Me acordaba de la grabación de cada álbum, de las giras que hicimos entonces… y allí estaban, aquellos discos, cobrando vida de repente, en nosotros y en las gargantas de miles de personas. La reacción de la gente fue increíble”.
¿Cuál sería tu álbum favorito de todos los que grabásteis?
“Siempre me he sentido más cercano a los de los 70, y si tuviera que escoger sólo uno, sería “Born to run”. Pero como te decía, fue muy emocionante tocar el primero, porque ese disco marcó un antes y un después en mi vida”.
“Greetings from Asbury Park” no es el favorito de casi nadie, pero siempre me ha resultado interesante de escuchar. Ahí se nota queSpringsteen estaba buscando su propio sonido
“Oh, sí, y como songwriter, empleaba otras técnicas. Usaba muchas palabras, metáforas muy complejas. La mayor parte del tiempo, yo ni siquiera sabía de qué diablos estaba hablando. Y dudo que él lo supiera (Risas). Pero ni siquiera hablo del disco a nivel musical. Para mí, es un trabajo especial porque supuso dar el salto, pasar de ser un chaval a comportarse como un hombre. Cuando me uní a Bruce y grabamos ese disco, dejé atrás la vida que llevaba hasta entonces, y supe que no había vuelta atrás. Eso es lo que significa para mi”.
“Yo tocaba en un grupo llamado The Joyful Noise, y Bruce ya empezaba a ser conocido a nivel local. La chica que cantaba en mi banda me decía “tienes que conocer a éste tipo, Bruce. Deberíais tocar juntos, bla bla bla”, me lo decía cada día. Así que una noche en la que ambas bandas coincidimos en la ciudad, me acerqué hasta el club en el que iba a actuar, mientras probaban sonido. Siempre cuento ésta historia, pero te juro que es realmente cierta. Mientras me encaminaba hacia la puerta, se levantó un temporal fuertísimo, empezaron a caer rayos y truenos, y cuando entré, ellos solo podían ver mi silueta iluminada por la luz de la tormenta. Así que, le dije “Hey, tio, ¿tú eres el tal Bruce?”, y él asintió, y me miraba con cara de susto. El resto se quedaron de piedra, en plan, “ooh, un tipo negro”. Recuérdalo, eran los 70, y no era algo nada habitual. Y le dije “Bruce, me gustaría sentarme contigo y hablar un rato”. Y me contestó “De acuerdo, pero no me hagas daño” (Risas). Después, todo se aclaró, y me invitó a tocar con su banda. Y entonces nos dimos cuenta de que teníamos algo especial, nos reconocimos el uno en los ojos del otro y supimos que nuestro destino estaba marcado. Y nunca he dejado de tener esa sensación cuando estoy con él en el escenario”.
Desde luego, siempre se cuenta de que estábais totalmente convencidos de que ibais a convertiros en estrellas
“Así es. Yo lo sabía. Era lo que había buscado durante toda mi vida, y sabía que el éxito estaba ahí, esperándonos. Porque nunca había tenido esa clase de química con nadie antes. Si no hubiera sucedido, no habría valido la pena creer en nada nunca más”.
Hay una historia muy cachonda, que habla de una novia tuya celosa de tu amistad con Bruce
“Sí, eso pasó. Bruce se convirtió en mi mejor amigo, y nos pasábamos el día juntos. Mi novia estaba harta de escucharme hablar de él, porque yo siempre le contaba que mi amigo era un genio, que iba a ser una estrella, así que quiso conocerlo. Y cuando lo hizo, se enfadó mucho, y nos acusaba de ser gays (Risas). Supongo que no podía entender que pueda haber auténtico amor entre dos personas, sin que el sexo tenga nada que ver”.
Todos te conocen como el “Big man”. ¿Cómo te ganaste el apodo?
“Porque siempre fui el mayor de todos en el grupo, y además tenía bastante mala hostia cuando era joven (Risas). Bruce era claramente el líder, pero sin embargo muchas veces yo era el encargado de hacer el trabajo sucio y proteger al resto. Te pongo un ejemplo: cuando la E Street Bandempezó, solíamos actuar como teloneros, como todos los grupos. Y muchas veces era en clubs de mala muerte, que los llevaban tipos bastante hostiles. Y lo normal es que tanto los dueños de los locales, como las bandas principales, quisieran jodernos. Y ahí es donde el “Big man” tenía que intervenir (Risas). Muchas veces nos decían que teníamos media hora para tocar, y que si nos pasábamos un solo minuto, nos desenchufarían. Y entonces llegaba yo, me encaraba con el tipo en cuestión y le decía “desenchúfanos, y ésta noche dormirás en el hospital” (carcajadas). Y no me entiendas mal, yo no quería pegarle a nadie, pero había estado en muchas bandas antes, y sabía la clase de cosas que suceden detrás del escenario, y que si quieres que tu banda vaya a algún sitio, hay que comportarse así. Desde luego, los managers y miembros de otros grupos sabían que conmigo
Siempre me ha fascinado la escena de Asbury Park donde debutásteis, junto a bandas como los Asbury Jukes de Southside Johnny. ¿Qué significó aquello para vosotros?
“Para mí, sobre todo, libertad. Y voy a analizar esto desde un punto de vista racial. Porque habiendo crecido en el sur, no era fácil integrarse, aún siendo músico. Había ciertas clases de música que se consideraban “para negros”, y yo quería escapar de eso, porque me consideraba un “rock & Roller”. No quería ser otro saxofonista negro más, ni acabar en el mundo del Jazz o el Soul. Siempre decía “Yo soy un saxofonista de rock & roll”, porque para mí eso era la libertad, y era en el rock & roll donde podía haber integración sin tener en cuenta la raza de nadie. Y Asbury Park significó eso, por primera vez en mi vida. Yo era negro, el resto de la E Street Band blancos, y lo mismo en el público, que había de todo. Me sentí como en casa, listo para ser quien yo quería ser. Y que me parta un rayo si todo aquel movimiento no fue algo fantástico”.
Uno de los grandes momentos en cualquier show de la E Street Band es cuando Bruce te presenta en escena. ¿Cómo te sientes en esos momentos?
“Muy orgulloso de ser quien soy. Creo que aporto a la banda mucho más que mi música. Creo que mi presencia es algo que nos une a todos. Como decir “aquí estamos, y seguimos siendo una banda. La mejor que hayáis visto”.
¿Cómo es trabajar con Bruce?
“No hay duda que es mucho más que un gran líder. Es un genio. Y trabajar con un genio es maravilloso, porque siempre te hace dar lo mejor de ti mismo”.
De todos modos, no todo fue siempre unión y amistad. Bruce decidió disolver la banda en los 80 y girar en solitario. ¿No sentiste que tu amigo os había traicionado?
“Me enfadé durante cinco minutos, pero ahora mismo entiendo lo que hizo. Cuando Bruce me llamó para comuicarme su decisión, yo estaba haciendo un tour con la banda de Ringo Starr. Recuerdo que estábamos en Japón, y que Bruce llamó a Ringo, para localizarme. Así que Ringo me trajo el teléfono, y Bruce me dijo que era hora de parar. Y yo pensé que se refería a lo de girar con Ringo, que quería que volviera a casa para preparar otra gira. Pero me dijo “No, se acabó. La E Street Band se acabó para mi”. En aquel momento, me cabreé mucho. Pero entiendo que quería probar otras cosas como artista, y a mí me permitió hacer otras cosas también. De no habernos separado entonces, quizá la relación entre nosotros se hubiese deteriorado, y no estaríamos girando juntos ahora. Yo giré con mi propia banda, Bruce tuvo mucho éxito en solitario, y nos sirvió a todos para descubrir quienes somos en realidad, y que queríamos volver a encontrarnos. Diez años más tarde, Bruce me llamó y me dijo “Me gustaría reunir a la E Street Band, porque os echo de menos”, y yo le dije “Siempre supe que algún día me llamarías para decirme esto”. Y es verdad, lo sabía, porque cuando una serie de personas tienen algo tan especial en común, eso no hay forma de pararlo. Es el sueño de todos nosotros, y somos felices de ayudar a que se cumpla. Yo, por mi parte, no puedo más que alegrarme por el público, de que pueda ver a alguien como Bruce en tan buena forma”.
¿Qué recu
“Recuerdo que Bruce estaba muy seguro de sí mismo, y que los demás estábamos asombrados de lo mucho que había evolucionado como artista. Pero el éxito arrasador que tuvo, nos cogió por sorpresa. Esperábamos que el tema “Born to run” fuese un gran hit, pero no podíamos esperarnos que el disco fuese considerado un clásico desde que salió, ni que tocara de forma tan profunda a tantas personas a lo largo de todo el mundo. Pero sí que me acuerdo de que, mientras le dábamos los últimos retoques, sentarme con Bruce y decirle “Con éstas canciones, has mostrado por primera vez quién eres de verdad, y todo el mundo va a saberlo”.
Ese disco tiene algo universal, que lleva conmoviendo a los que se acercan a él durante más de treinta años. ¿Cuál es el secreto para conseguir eso?
“Es por las letras, sobre todo, así que tendrías que preguntárselo a él. Yo creo que es porque habla sobre la esperanza, que es un tema universal. La esperanza era tan importante para mi en aquellos momentos como pueda serlo para un tipo de otro país que descubra el disco por primera vez éste año. No está escrito desde el punto de vista de una estrella, de un triunfador. Sino desde el del hombre que sabe que hay algo grande en su interior, que se muere de miedo por fracasar, y que tiene que tomar una decisión. Nadie se atrevía a hablar sobre eso, y él lo hizo. Y todos se identificaron con ello”.
¿Cómo nació el solo de saxo que interpretas al final de “Jungleland”?. Es un cierre de disco apoteósico
“Fue un punto y aparte en mi carrera, y en mi vida. Empezó siendo una improvisación, y me llevó unas quince horas de grabación mejorarlo y conseguir hacer exactamente lo que quería. En el estudio todos me odiaban, pero Bruce estaba de mi lado e insistió en estar allí el tiempo necesario hasta que salió exactamente como yo quise. Y entonces me di cuenta de lo buenos que podíamos ser. Acabar así un disco es la diferencia entre grabar una buena obra, o una obra maestra”.
¿Es tu parte favorita de todas las que has grabado?
“Sin duda, sí”.
Danny Federicci nos dejó hace cuatro años. ¿Cómo le recuerdas?
“Era como mi hermano. Compartimos apartamento en los viejos tiempos, era un tio divertido, y tengo grandes recuerdos. ¡No había paz en aquella casa! (Risas). Danny era un músico rebelde, impetuoso y arriesgado. Siempre tuve la impresión de que era como un adolescente que nunca había llegado a crecer del todo, seguía disfrutando como un niño con cada concierto que dábamos. Muchas veces, él estaba detrás de mi en el escenario, nos mirábamos, y le veía pasárselo en grande. Y eso es lo que más he
Creciste en Virginia. ¿Cómo recuerdas tu infancia?
“No tengo grandes recuerdos. Era otra época, en el sur había mucha segregación, y las diferencias entre blancos y negros eran enormes. Tal y como yo lo veo, tenía dos opciones: quedarme allí, y seguir la senda que habían marcado para mí, o largarme y ser un hombre libre, escapar de ese sendero marcado. Y llegó el Rock and Roll, que estaba todavía en pañales, y yo creí en aquella música, supe que sería mi pasaporte a una vida mejor, y respondí a la llamada. Para mi, hacerme adulto significó eso: aprender a seguir mis sueños. Los he cumplido todos, y no creo que haya muchas personas que puedan decir lo mismo”.
¿Por qué hay tan pocos saxofonistas en las bandas de Rock actuales?
“No lo sé, pero creo que las guitarras son más ruidosas, y que lo eléctrico ha ganado la partida a lo demás. Hoy se trata más bien de hacer mucho ruido, más que de tocar bien. Pero en los primeros días del Rock & Roll era diferente, porque en los discos de Little Richard, Jerry Lee Lewis o Chuck Berry había solos de saxo. Y tenías a gente como King Curtis, que siempre fue mi ídolo, y mi mayor influencia”.
Trabajaste con Aretha Franklin. ¿Cómo fue?
“Oh, fue muy extraño, porque como te acabo de decir, yo siempre quise ser como King Curtis. Quería parecerme a él, tocar como él… y cuando me llamaron para decirme que Aretha me quería en el disco, no me podía hacer a la idea de que iba a grabar con ella, tal y como había hecho King Curtis. Es una de las mejores cosas que me han pasado en la vida.
También participaste en las sesiones de un disco grandioso: “Mystery girl” de Roy Orbison
“Él ya había muerto cuando fui al estudio a tocar mi parte. Pero bajaron las luces, escuché la voz que Roy había dejado para el track, y en cierto modo, pude sentir su presencia. Lamento no haberlo podido grabar con él, pero confío en que, allá donde esté, haya quedado satisfecho con el resultado”.
Para terminar, ¿qué opinas del papel de tu compañero Little Steven en “Los Soprano”? ¿seguías la serie?
“Stevie no sabe actuar (Risas). Solo hace de si mismo. Cuando alguien le felicita por lo bien que lo hace, yo siempre le digo “Venga ya, eres así en la vida real. Eso no tiene ningún mérito”.
Gracias por tu tiempo. Confíamos en verte pronto en el escenario otra vez
“Dalo por hecho, amigo”.
J.L. Fernandez, 2010. Entrevista publicada en la revista Popular 1.