Bruce Springsteen ha sido galardonado con la medalla del Kennedy Center, un premio otorgado a las Artes Escénicas como reconocimiento a una trayectoria dedicada al espectáculo y que en otras ocasiones han recibido artistas como The Who, BB King, Ella Fitzgerald, Bob Dylan o Frank Sinatra en el terreno musical. Billy Wilder, Henry Fonda, Jack Lemmon, Martin Scorsese o Clint Eastwood son otras personalidades a las que se les ha entregado la medalla. Los vídeos de la gala ya se pueden ver en youtube y tras verlos y poder contemplar la cara de nuestro protagonista a uno se le forma una idea en la cabeza.
Una vez explicada la situación, se puede ya entrar en el meollo de la cuestión, y es la expresión de Bruce Springsteen ante tanta adulación y respeto. Bien es cierto que es muy expresivo y que hemos visto muchas de las actitudes que ofrece sobre el escenario y su actitud un poco más sosegada de las entrevistas, pero la cara de esos momentos parece estar tambaleándose entre la vergüenza por tanta atención y la idea repentina de que lleva mucho a sus espaldas, como si se acabara de dar cuenta en ese momento de que no es un artista al uso. Detrás de él está sentada su mujer, que a ratos se le escapan algunas lágrimas y en ocasiones alenta a Bruce acariciándole la espalda, ahora que parece que todo se ralentiza. Sus gestos son pausados y más lentos que de costumbre en agradecimiento a sus compañeros y su mirada se queda a veces perdida en el horizonte como alguien que mira atrás y sólo consigue ver dónde empezó, dónde está en este momento, pero que no puede recordar demasiado bien todo lo que ha pasado entre medias.
El auditorio aplaude la llegada del cantante de Pearl Jam y se sorprende gratamente cuando se da cuenta de que lo que está sonando es My City of Ruins, a lo cual Springsteen parece responder con satisfacción, pero ya cuando todo el público se pone de pie para aplaudir al final de The Rising (inclusive Presidente y señora) Bruce apenas sabe qué hacer y parece contemplar la grandeza y la energía que levanta una canción surgida del dolor común, pero desde el contenido asombro.
¿Cuál es la pena de todo esto? Que sólo son conjeturas mías y que fue lo que se me pasó por la cabeza la primera vez que vi las imágenes de la ceremonia. Nunca sabremos si de verdad era eso lo que sentía o no, si sólo yo percibo todo esto o si todo forma parte de la magia que forma la televisión y el montaje de las imágenes, que nos hace ver cosas que no hay.
Edgar de Benito – Malaguita1987